martes, 10 de diciembre de 2019

Sintomatología de la perdición




Como ya debes saber por las discontinuas y raras pistas que voy dando, acabo de publicar un poemario ilustrado. Ediciones Algorfa se ha encargado de hacerlo posible, tras tantos meses de dedicación y, pese a la de veces que lo he visualizado, todavía me resulta extraño tenerlo en mis manos, hojearlo, repasar mis credos.




Ha llegado el momento de contar cómo surgió la idea:

El ciclo de la perdición es un juego continuo, como la vida. Cada persona va perdiendo dones, bienes, jugadas, personas afines... Da igual que haya o no una apuesta por medio; se pierde de manera inesperada, desmerecida y no premeditada.

Así se pierde la juventud, se pierden oportunidades, se pierden el sentido, las ganas, el idealismo, el pavo. Y una pudiera pensar que esto es un declive continuo, relacionado con el paso del tiempo, pero no. Por cada pérdida, hay más de una ganancia. Lo que pasa es que tendemos al coleccionismo y cada pérdida se hace más notoria y dolorosa.

Yo perdí el oído y gané la terquedad de esforzarme. Perdí la virtud para dibujar al hacerme adulta y gané tiempo para dedicarle a la escritura. Perdí la motivación para cantar y gané en precisión para centrar mis objetivos. Perdí mi trabajo y gané la irrepetible oportunidad de criar a mi hijo. Perdí el respeto al otoño y me gané un soberano resfriado (y, con él, la oportunidad de ralentizar mi ritmo). Perdí peso, gané agilidad. Perdí credulidad, gané en intuición. Y cuando perdí la paciencia, recuperé el control. La vida es un juego, insisto. Posiblemente injusto, aunque emocionante.

Al final, lo que pasa es que una se vuelve observadora y aprende a desentrañar el mecanismo que la rige. La gracia no está en asumir las pérdidas y cuantificar las ganancias, sino en mantener el equilibrio sobre la balanza. Cada vez que una situación inesperada te aborda, te reta a que la afrontes o la sobrelleves. Es un mecanismo circular.

Cada tira y afloja, desgasta. Cada caída de bruces es un reinicio. Cada prueba superada es una cicatriz en el alma. Cada cosa que das por supuesta es una hostia al sentido común. Cada vez que te conformas con lo que tienes, echas una cerradura mental y, a la vez, tu capacidad de adaptación habla bien de ti.


Debería explicar, también, cómo llegué hasta aquí...

No sé cómo pero, de repente, sentí que regresaba mi habilidad de representar de manera gráfica mis inquietudes. Si bien en una faceta más simbólica, desconocida para mí, acostumbrada como estaba a dibujar caras, cuerpos y entornos, desde pequeña.

Por otra parte, dentro de mi variada producción en la que predominan el relato y la novela en todos sus formatos, la poesía es un formato clave, una constante que está ahí, que brota cuando me excedo con mis personajes y que me obliga a plasmar mi interior. Una necesidad, al fin y al cabo, como cualquier otra necesidad física o emocional.

Y en pleno proceso de acometer un poema cada vez que me subía la fiebre, empecé a crear piezas y almacenarlas. A revisarlas y modificarlas de vez en cuando. A discriminar algunas de ellas y a incluir otras que iban apareciendo nuevas. Hasta que, tras el consabido tiempo de reposo, descubrí el nexo entre todos los textos. Como un acertijo, acentuado por mi desordenada manera de escribir, me planteé dónde empezaba la historia, qué contaba y cómo terminaba. Y ahí descubrí ese mecanismo circular por partida doble, pues, mientras seleccionaba y trabajaba mis poemas, dibujaba y agrupaba los textos con las ilustraciones.

Descubrí en qué sentido giraba el círculo en cada malestar, en cada duelo y en cada desengaño; en cada escalón subido y bajado y en cada evolución; en cada avance y en cada retroceso. En cada renuncia. Así experimenté el consuelo del equilibrio. Porque perder no es quedarse vacío. Perder es ganar altura.


La imagen puede contener: Erika Cipré, interior
Presentación y recital en el pub La Sal de Granada.


Para llegar hasta aquí he tenido que perder gran parte de la angustia que me ha invadido por dentro durante años. Lo he vomitado, lo he simbolizado, lo he canalizado, lo he trabajado hasta transformarlo en algo útil. A cambio, he ganado en bienestar y en experiencia. Cada día estoy más cerca de donde quiero estar.


Te espero el viernes en Santa Fe. Estaré hablando con la escritora y periodista Chus Sánchez sobre la importancia de tener referentes femeninos y de visibilizar a las mujeres que han escrito un trozo del pasado para que nosotras podamos disfrutarlo y mejorarlo.


¡Esto es todo! En diez días te contaré nuestra conversación.
Gracias por pasarte a leer.






6 comentarios:

SANDRA DE OYAGÜE dijo...

Me ha gustado mucho. Es una clase de psicología para aprender a vivir. Me siento identificada.

Erika Cipré dijo...

¡Gracias, Sandra! Me alegro de que te veas en mi reflejo. Soy de la opinión de que todas tenemos los mismos problemas.

Unknown dijo...

Gracias que bonito , la vida tal cual leerte siempre en un placer y un cultivo de aprendizaje para muchos a sobrellevar las vidas con una actitud asertiva 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼💕💕

Erika Cipré dijo...

¡Gracias a ti! Siempre es agradable resultar útil a los demás.

Jose Manuel González dijo...

¿Cuándo veremos el primer volúmen de la antología poética completa de E. Cipré?

Erika Cipré dijo...

Pues, por lógica temporal, ya falta menos. :)