Recientemente, he tenido la inmensa
fortuna de visitar Formentera. Paseando por el centro de Sant
Francesc Xavier, descubrí el Centre Artesà i Cultural Antoni Tur
"Gabrielet". Atraída por el magnético cartel anunciante,
me adentré en la Sala de Exposiciones.
Aunar a dos artistas para mostrar sus
respectivas muestras, a veces es una propuesta arriesgada. Pero en
este caso, fue todo un acierto. Por un lado, la colección personal
de sellos de Daniela, presentada con un gusto exquisito, y su
impresionante muestrario de tocados. Complementos que a priori yo
misma me pregunté a quién podrían favorecer, elaborados con
tejidos escogidos y vistosos elementos ornamentales, haciendo gala de
una confusa sencillez y de una sorprendente versatilidad.
Por otro lado, las ilustraciones de
Julie, de una sensibilidad extrema. Expuestos los originales a tamaño
natural y reproducciones en varios formatos pequeños en papel de
acuarela, quedé prendada del imaginario de esta joven francesa.
Aunque comprobar que todas estaban
incluidas en un libro autoeditado terminó de hacerme temblar de
emoción. La autora me explicó que llegó a Formentera hace cinco
años. "La magia, la energía del lugar y símbolos como la
barca catalana, la higuera y los lagartos fueron detalles que me
marcaron e inspiraron este cuento."
Pero "La Isla (demasiado pequeña
para ser conocida, pero suficientemente grande para acoger a algunos
marineros y a sus familias)" no habla de la historia de la
Pitiusa menor, ni es una leyenda adaptada. Para eso ya está la
Historia documentada en las enciclopedias y el pasado vivido y
olvidado. Se trata de un hermoso cuento, basado en lo vivido por
alguien que no desea olvidar, sino sentir para seguir viviendo en
este pequeño pedazo de mundo que es capaz de despertar emociones que
en otros lugares permanecen ocultas.
Julie, te deseo mucha suerte, y que tus
manos sigan volando libres para plasmar tu mundo interior.