viernes, 13 de septiembre de 2019

Me vas a buscar la ruina


¿A quién no le han dicho eso alguna vez? A mí, desde luego, muchas. El problema comienza cuando no es una voz externa la que acusa, sino la propia.

Tras un primer arrebato de intuición, al que nunca haces caso, los golpes y las caídas se suceden de manera cíclica, hasta que aprendes a identificar los patrones. Así es como te sientes saturada, primero, y desbordada, después; hasta que dejas de lamentarte y aceptas que la única responsable de tu vida eres tú misma. En ese momento descubres tus habilidades y aprendes a prescindir de lo que te sobra.


Si estás en las mismas circunstancias y te apetece enfrentarte a tu impostora interior o, simplemente sabes de qué va la cosa, acércate. Podremos filosofar entre todos los asistentes.


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