miércoles, 31 de julio de 2019

Libros leídos en julio



Este ha sido el mes de los desplazamientos. No digo vacaciones, porque no es esa la idea cuando viajo. Tan solo ha coincidido que todos los pequeños viajes que he llevado a cabo por la península han tenido lugar casi de manera consecutiva. Vamos con los libros leídos durante los trayectos:


            1.- El Informe Monteverde, de Lola Robles. Ilustrado por Marina Vidal.

Compré este libro en el estand que AutoraZ montó en la FicZone del presente año. Desconozco cómo fue la primera edición pero esta, de Crononauta, ampliada e ilustrada, es de esas a las que mi hijo, con un brillante criterio, suele echarle el ojo... Me la leí en el autobús de Granada a Madrid. 

Narra la historia de una lingüista que es enviada al planeta Aanuk para que estudie la lengua y la cultura de sus habitantes. Rachel Monteverde se toma su tiempo para redactar su informe, que en el libro se alterna con una entrevista a posteriori de su investigación y con su cuaderno personal.

Hay muchos detalles que obligan a la reflexión. El tema de los prejuicios está muy bien tratado. Los aanukiens son un pueblo nómada que disfruta de su fértil planeta y de su lento desarrollo tecnológico. Los que han salido alguna vez de él valoran la interacción bulliciosa, por llevar una vida demasiado tranquila. Y quienes vienen de fuera ansían esa calma, debido a que su estilo de vida es más activo.


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Por otra parte, dos especies -en apariencia tan diferentes entre sí- como los aanukiens y los fihdia, se terminan complementando, al atreverse a razonar cuáles son sus puntos flacos y fuertes. Rachel se convierte en intermediaria entre unos y otros, conforme va conociendo las preocupaciones y los tabúes de cada cual. Y eso es algo que la enriquece personalmente a la hora de complementar su informe con sus notas privadas.

Magnífico el pasaje dedicado a las metáforas. Me encanta cómo la autora consigue plasmar la complejidad y la belleza de la lingüística, mediante un personaje tan activista y pacifista. Una maravilla de space opera que se lee de una sentada.


            2.- Consecuencias naturales, de Elia Barceló. Cubierta de Mercedes Palacios.

Este libro fue mi lectura para el estreno del AVE Madrid–Granada. También lo adquirí en el estand de AutoraZ en la FicZone. Conocía la preciosa cubierta original de la novela, publicada en 1994. Sin embargo, la actual también resulta muy atrayente, quizá más enigmática y adecuada al tono de sátira.

Y es que Elia aborda un tema peliagudo con cariño y pitorreo. Vale, el grueso de la historia se centra en ese problemilla que le ha sobrevenido al teniente Nicodemo Andrade, por ir de sobrado pero, la de críticas sutiles sobre la sociedad (desdoblada en dos especies) y el análisis de las cuestiones de orden social es apabullante: El transhumanismo como método de adaptación para favorecer la procreación en una especie que va camino de la extinción, la desesperación que se adueña de unos y otros por motivos de desconocimiento, el cambio de rol entre los géneros como principal causa de incomunicación, la confusión que genera la puesta en común de las distintas formas de expresión para un entendimiento pleno. Mientras los habitantes de Xhroll afirman ser exactos a la hora de usar las palabras, los humanos siguen apoyando su lenguaje oral en la expresión gestual y los dobles sentidos.


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Charlie Fonseca, personaje ambiguo y polivalente creado para confundir a los de aquí y a los de allá, es la pieza clave que deriva el meollo que ha estado a punto de crear un conflicto diplomático en un final muy bien resuelto, tan sencillo como complejo. Yo haría de este libro una lectura obligatoria en clase de filosofía. Si es que todavía existe esa asignatura.


3.- El vals de las hadas malditas, de Gabriel Sánchez García–Pardo. Portada de Alicia de Andrés.

Descubrí al autor en una visita que hizo a Granada, cuando el exitoso tándem Campbell–Cotrina vino a presentar Crónicas del Fin. Una grieta en el cielo. Desde entonces, le sigo el rastro. De modo que, cuando volvió a Granada para presentar este libro, allá que fui. Me ha acompañado durante el trayecto del AVE Granada-Barcelona y durante mi estancia en la ciudad condal.

«Noche eterna» me resulta la expresión para maldecir más elegante que he leído jamás. Muy acorde con el contexto de la historia, por supuesto. Ojalá yo fuese igual de fina...


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Este es el típico libro que, si lo lees de muy joven, lo recuerdas a lo largo del tiempo. Posee un narrador cómplice que deja caer comentarios anticipativos, para apoyar las escenas de acción, y unos personajes entrañables. La fórmula de aunar fantasía oscura y novela policíaca funciona. Al final, el juego detectivesco queda bien atado y resuelto. No obstante, a mayor edad, el lector conoce más trucos, con lo que es más difícil de sorprender. A mis casi cuarenta, por eso, me fijo en otros detalles, como la composición teatral que impregna cada una de las escenas. Y todos los valores añadidos que aportan personalidad propia al libro, como la partitura del vals y el booktrailer promocional que el autor ha colgado en su web.

Me gusta lo bien que se retrata a nuestra raza. Quizá con demasiada exactitud, incluso. Detalles como decir «el hombre» en lugar de «la humanidad», a estas alturas de la precisión en la escritura, me sacan del libro de un revés y me hacen chasquear la lengua. La insistencia en mostrar o insinuar que cada hombre malvado que aparece aproveche para violar o intentar violar a una mujer, también acaba resultando previsible. Pero no deja de reflejar lo que hay. Son esas cosas que me llevan a cavilar.



4.- Izahi, a tus hijas, de Laura S. Maquilón. Portada de Orchikoi.

Había leído algo de Laura, sin ponerle cara. Mi religión me obliga a asistir a las presentaciones literarias que se me ofrecen en bandeja. Es por eso que ahora que he tenido el gusto de escucharla en directo, empiezo a diferenciarla con más exactitud de otras autoras jóvenes que me gustan. Esta novelette me acompañó en el ferry nocturno de Barcelona a Ibiza.


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Esta es una historia de adolescente. Las reconozco sea cual sea su contexto pues, la adolescencia fue una época crucial, para mí. Me dio para sentar todas mis bases. En este texto, queda plasmada la importancia de la amistad.

Ambientada en un solo día, se cuenta la situación de la joven Saha, atrapada en su miedo a cambiar la situación que la asfixia; en su miedo a no ser importante para los demás; en su miedo a comunicarse con otras; en su miedo a ser juzgada... El caso es que, en un solo día, su vida da un vuelco absoluto.


¡Esto ha sido todo! Gracias por pasarte a leer. Nos vemos en Marbella la próxima quincena; estaré acompañando a  Mónica García Rodríguez en la presentación de Las 23 Hojas del Mar, su nuevo libro.


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2 comentarios:

Jose Manuel González dijo...

Transhumanismo y Elía Barceló: dos factores de interés máximos en mi actual concepción de la literatura especulativa. Con El Vals de las Hadas... estoy ahora, pelín folletinesca, en el sentido más mainstream del término, y algo noventera...

Erika Cipré dijo...

Sin duda, Elia es siempre un valor seguro. Y Lola Robles, si no la has leído, también te la recomiendo.