El pasado mes de mayo se celebró en Granada la 40 edición de la Feria del Libro y mi segundo poemario acababa de salir de imprenta, listo para estrenarse.
Espera un momento, ¡qué retorcida eres poniendo títulos!
No, mi amor, todo tiene una explicación lógica: estaba superando una crisis vital, de esas en que no se vislumbra el futuro más allá de la inminente zancada, pero quise plasmar el instante con cierta finura. Para saber más sobre el fenómeno de la sinestesia y el sentir poético, recomiendo leer el prólogo, a cargo de Víctor Abel Jiménez Jódar, profesor de lengua y literatura y poeta. Constituye un ensayo en sí mismo de gran belleza. ¡Muchas gracias por tu trabajo, compañero!
En cuanto a la estructura del libro, mi objetivo era recopilar fórmulas establecidas, retorcerlas, arrugarlas, pisotearlas, deshacerlas, burlarme de ellas, reestructurarlas y jugar a replantearlas no solo en cuanto a estética sino también en lo concerniente a las moralejas como área transversal.
Contracubierta
La presentación oficial tuvo lugar en la Sala Zaida, en el evento más insólito que jamás he hecho: sin acompañamiento alguno, absolutamente a pelo conmigo en el papel de presentadora, autora provocadora y actriz de sonidos vocales. Pasen y vean...
Pregón por la falta de ideales.
Fotografía de Ainhoa G. de Alaiza.
En la caseta de Ediciones Algorfa. Fotografía de Ainhoa G. de Alaiza.
Pero la feria fue tan intensa y yo tuve tanto trabajo por aquellos días que me vi obligada a posponer la idea de una gira. Quizá no una gira por varias ciudades, pero si por varios locales y municipios de la provincia. ¿Qué se me puede ocurrir que esté a la altura de la salvajada que he publicado?, pensé. Este era, claramente, un trabajo para Sergio Rivas.
Os presento a Sergio Rivas, músico multiinstrumentista, compositor, técnico de imagen y sonido. En verdad, un hombre orquesta.
Sergio Rivas, entre LOLs y WTFs mentales.
Le pasé un ejemplar y le concedí carta blanca. Se rio mucho, a grito pelado, con la propuesta global. Pero sí, se le ocurrió algo interesante, como cabía esperar. Pronto nos reunimos para una puesta en común y todo fue rodado.
A partir de ahí contar con Nico Jiménez, el coordinador del club de escritura Café con Letras, fue vital para el despegue, puesto que nos ofreció la posibilidad de una puesta en escena para el público de Armilla.
Cartel de Nico Jiménez.
El escenario de la Casa García de Viedma.
Le pusimos a los focos el filtro verde para no minar el ánimo del público a base de paradojas o confusas sinestesias y dejamos que saliera la bestia. Hubo algún fallo técnico, incluyendo la caída de la guitarra española y el consiguiente cambio de cuerda exprés a diez minutos del comienzo, pero nos vinimos arriba en cuestión de minutos y el show surtió el efecto esperado. Cosas del directo...
Fotografía de Ainhoa G. de Alaiza.
Fotografía de Ani Perea.
Muchas gracias al Ayuntamiento de Armilla y a la Casa García de Viedma por las instalaciones y las facilidades prestadas. Por supuesto, gracias a las compañeras de Café con Letras: a quienes asistieron, por arroparme; a quienes no pudieron venir pero enviaron sus ánimos en forma de mensajes, porque la energía cuántica es muy poderosa; a quienes felicitaron al músico por su talento, porque se sintió muy reconfortado; a quienes se preocuparon por tomar imágenes para el recuerdo, porque una performance necesita de evaluación continua; a quienes compraron libros, porque me ayudan a vivir de mi arte; a quienes me hacen llegar sus comentarios, me reseñan y me recomiendan, porque me ayudan a crecer.
¡Chupito a vuestra salud!
Fotografía de Marcos Olmos.
¡Nos vemos en la siguiente!