Ante todo, pido
disculpas. La quincena pasada debí pasarme por aquí, aunque fuese a saludar
pero, por asuntos de última hora, no tuve ocasión. Lo cierto es que tengo
muchas novedades en el aire, a punto de que lluevan. Sin embargo, todavía no ha
cuajado ninguna. Habrá que esperar un poco más...
Es por eso que, en esta
ocasión, he decidido alterar un poco la dinámica de los posts. Empieza la época
estival, en la que tengo que atender mis compromisos familiares y comunales, de
modo que, por este mes, las lecturas se me quedan colgadas, antes de que finalice:
1.- Post
Scriptum.01. Barro, de
Alicia Pérez Gil.
Este
ha sido un libro de mi elección. Al tratarse de la segunda edición, viene con
nota de Israel Alonso, el editor de Cerbero, y con prólogo de Nieves Delgado.
Ambos textos ayudan a conocer un poco más el trasfondo de la obra, que es de lo
que se trata.
Se
trata del primer tomo, en clave de fantasía, de una trilogía conceptual. Dos
hermanas gemelas, supuestamente separadas debido a que una de ellas es una
adolescente problemática, buscan la manera de burlar la seguridad y la
manipulación emocional impuestas por su propia madre. Donde los márgenes de la
realidad imponen un rigor inquebrantable, es el plano onírico el que ofrece las
claves del entendimiento y el acercamiento.
Cuanto
más leo sobre Alicia, más entiendo que las madres estén presentes en sus obras.
Como extra, al final se incluye un breve relato que guarda relación con el
texto principal. Una pequeña joya, en su conjunto.
2.- Exotiempo,
de Rafael Díaz Gaztelu.
Gané
este libro en un sorteo por Twitter y Rafa me propuso entregármelo en persona,
puesto que los dos vivimos en provincia de Granada. Ese fue el germen de
nuestra amistad, así como su preciosista dedicatoria fue el de mi admiración por
este autor cordobés. A poco que avancé en la lectura, por cierto, entendí por
qué me dio tantos marcapáginas. Y es que se necesita uno para consultar los
mapas estelares, los planetarios y los diagramas; otro para los árboles
genealógicos y la ordenación gubernamental del Plutarco; y el resto me los
reservo, para no reventar sorpresas. Pero puedo asegurar que los Apéndices no
tienen desperdicio.
La
historia se ambienta en el año 2682. Por ese entonces, la humanidad anda
esparcida por unos cuantos exomundos, unos más gratos que otros, en un proceso
de reubicación que ha contado con dos fases. Para entender la trama no es
necesario haber leído el primer tomo. Pero sí muy recomendable. Si no has
tenido ocasión, échale un vistazo a lo que comenté sobre ese libro el mes
pasado:
En
el último tercio de Exomundos, ya se
veía venir con claridad el significado del título del segundo tomo. Del mismo
modo, a mitad de Exotiempo ya se
huele una por dónde pueden ir los tiros en el tercero. ¿Quiere eso decir que el
autor es predecible, acaso? Rotundamente, no. Quiere decir que te muestra la
galletita del concepto, tanto si ya has comido como si no; la agita ante ti y
te hace pensar en ella, generándote interés hasta que te convences de que te
apetece conocer más de esta saga. Pero, al final, te sorprende y te la cuela
por donde menos te la esperas.
Yo,
que vivo preocupadísima con respecto al futuro de nuestro planeta, he hallado
la calma en la tecnología Nsir. La parte de SAGAN que es Erika se maravilla con
el potencial oculto y en bruto de la mente humana y está convencida de que las
soluciones son sencillas y están a nuestro alcance. Por el contrario, la parte
de Erika que es SAGAN, repite hasta la saciedad que los humanos tropezamos con
la misma piedra todas las veces que hagan falta y cuanto más nos expandamos,
más salvajadas haremos.
3.- Inframundo,
de David Luna Lorenzo.
Se
trata del relato ganador del XVII Premio de Relato 2014 convocado por la
librería Entre Libros de Linares. Incluye también los relatos finalistas
«Perderse», de Juncal Baeza Monedero y «Voluntad», de Ignacio Lezcano Monge.
Son tres historias con la elección del camino vital como nexo en común. Este
ejemplar fue regalado a todos los asistentes al III Festival Tártarus. En este enlace, puedes conocer un poco más sobre el evento:
«Inframundo»
es un viaje introspectivo de tinte alegórico en el que el protagonista se
infiltra en un supuesto antro de perversión con un propósito que no le
concierne, en realidad, como descubrirá al final. Una buena reflexión sobre las
ataduras del ego.
«Perderse»
es un retrato irreal de la vida real en el que cualquiera podría reconocer un
fragmento de su entorno, con unos personajes miedosos, maniáticos, frágiles y,
a la vez, blindados al sufrimiento de los demás. Pura poesía.
Y
«Voluntad» es la típica fábula de fantasía épica, con todos los tópicos del
género: Soldados que escapan para ser libres, pero no conciben la libertad si no
está basada en todo lo que se supone que puedan hacer sin tener que rendirle
cuentas a ningún superior. Al final se le da la vuelta a la tortilla y se hace
una crítica a esa manera de proceder, que pone a los susodichos contra la
espada y la pared.
4.- La
mujer del mediodía, de Julia Franck.
Este
es el octavo y último libro de esta temporada en el Club de las Letras de Santa
Fe. Nos despedimos hasta el curso que viene.
Voy
a confesar algo. Cada vez estoy más segura de que, en otra vida, yo fui
enfermera en la Segunda Guerra Mundial. Cuanto más leo sobre estos menesteres,
más cuenta me doy de lo mucho que me resuenan ciertas situaciones. Y aborrezco
esa época, aborrezco la literatura, el cine y cualquier manifestación cultural
relacionada con ella. Porque sé que la viví de cerca.
La
autora presenta un cuadro familiar deprimente: Una madre judía, estrafalaria y
tocada por un incurable mal anímico; repudiada por los vecinos, como ella
repudia a su hija pequeña, por ser una hija que nació tras cuatro varones
perdidos. Un padre al que todo el mundo adora, por buenazo, como él adora a su
peculiar esposa, que vuelve moribundo de la Primera Guerra Mundial y fallece en
casa, atendido hasta el último momento por su hija mayor, que es enfermera,
bajo la atenta mirada de la pequeña e ignorado por su mujer, que no le perdona
que eligiese ir a la guerra en lugar
de quedarse con ella.
No
es de extrañar la crisis existencial que se adueña de las hermanas tras la
pérdida del padre. Logran cobrar una herencia inesperada, dejan a su madre al
cuidado de la criada y se van a Berlín, acogidas por la espléndida tía Fanny. Allí
todo es lujo y desenfreno para Martha, la mayor, que se cuestiona la fe y el
sentido de la vida y combate la apatía a base de drogas, fiestas y sexo con su
amiga Leontine. Helene, por ser aún muy joven, es tratada de otro modo. Hasta
que se empareja con un joven pensador.
Un
giro tras otro nos lleva, de manera continua, a conocer a fondo a unas mujeres
supervivientes, que quieren estudiar, ser independientes, aprovechar su tiempo
y sus habilidades; que cuestionan el valor de la maternidad y del matrimonio,
que se exploran (en todos los sentidos) y se apoyan unas a otras; que eligen la
rama sanitaria como salida laboral en unos tiempos confusos, donde pocos prevén
la catástrofe inminente, pues la mayoría pretende aferrarse a la grandeza de la
nación y estirar los felices años 20 todo lo posible.
La
historia es tremenda, con múltiples detalles acerca del retrato social de la
época, de las relaciones entre hombres y mujeres, de las continuas adaptaciones
a los cambios que se van llevando a cabo. No obstante, no me gusta el estilo
narrativo con que está escrita. La autora ha recurrido a una narración
continua, sin guiones y sin tiempo entre los diálogos, que no distingue a los
personajes. Además, entremezcla recuerdos y referencias de otros momentos de
manera constante, con saltos en el tiempo hacia delante y hacia atrás. Entiendo
que es una forma muy certera de representar esos años convulsos pero, aun así,
me desagrada esa sensación de “carta del soldado” que no da tregua.
Esto
es todo. En los próximos días, estaré en Madrid. Así que, a la vuelta, hablaré
del Digital Audio Day 2019, entre otras cosas. ¡Gracias por pasarte a leer!
https://www.digitalaudioday.es/