jueves, 28 de marzo de 2019

Libros leídos durante marzo


¡Cómo se me pasan los días de rápido!

Ya termina marzo y puedo mover de sitio unos cuantos libros. Tengo tres pilas de libros pendientes: dos sobre la cómoda, que es gigante y capaz de albergar media biblioteca escolar, y otra sobre la mesilla de noche. Qué gusto ir reubicando los libros leídos, tras la sacudida mensual de rigor, por las vitrinas del salón. Vitrina, sí. Total, somos tres en casa. ¿Para qué necesito tantos platos?

1.- "Dark Fantasies. Antología de fantasía oscura", coordinada por Mariano Villarreal. Portada realizada por Tullius Heuer.

      Este libro ha sido una donación de uno de los mejores lectores que conozco: mi hermano. Raro es el mes que no me pasa un lote de lecturas que, con todo el dolor de su corazón, no podrá releer nunca más por falta de tiempo. Se trata de un volumen temático con dieciséis historias -que me he ido chutando a raíz de una por noche, antes de ir a dormir- dividido en dos partes.

      En la primera, Dark Fantasies, encontramos diez firmas extranjeras prácticamente inéditas en nuestro país, pero muy conocidas en la literatura anglosajona: Alyssa Wong, Angela Slatter, Eugie Foster, Damien Angelica Walters, Rachel Swirsky, Mike Resnick, Lucy A. Snyder, Maria Dahvana Headley, Mercurio D. Rivera y Caroline M. Yoachim. Los textos que se presentan han sido merecederos o nominados de los galardones internacionales más importantes del género fantástico, como son el Nebula, el World Fantasy, el British Fantasy y el Bram Stoker.


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      En la segunda, Oscuras Fantasías, nos sorprenden cinco relatos y una novela breve espectacular seleccionados en convocatoria abierta, donde me ha reconfortado encontrar a Elia Barceló y a Teresa P. Mira de Echevarría junto a Víctor Selles, Ferran Varela, Alfredo Álamo y Ludo Bermejo.

      Me ha encantado el equilibrio entre autores y autoras; entre escritores consagrados o veteranos y otros menos conocidos; entre temáticas. Pero, sobre todo, me ha parecido una propuesta valiente y novedosa el hecho de dejar un espacio propio a las obras foráneas traducidas y otro para el personal encargado de las traducciones. Los traductores son Arrate Hidalgo, Alexander Páez, Pilar Ramírez Tello, David Tejera Expósito, Mª Pilar San Román, Ramón Peña, Manuel de los Reyes, Manu Viciano y Carlos Pavón.


2.- "Kilómetro 93", de Patricia Moreno Raya.

     En la entrada de la quincena anterior hablé de este libro y de su autora en profundidad. Si no te has pasado a leer, te recomiendo que lo hagas.

https://erikaciprelallamada.blogspot.com/2019/03/nos-vemos-en-el-kilometro-93.html?spref=fb&fbclid=IwAR1tLWOGMDR-NcIIgnCi_fFK87X4akPiSnuLVGMX22qDwTgxWJsDtbPeEcg

Entenderás, de paso, el significado de estas fotos.




La imagen puede contener: Patricia MRa, sentado e interior


3.- "Crónicas del Fin. Una grieta en el cielo", de Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina. Ilustrado por Libertad Delgado.

      Este libro se presentó en la librería Picasso Cómics de Granada en octubre del año pasado, un sábado por la mañana. Y fue de esos sábados por la mañana en los que se dieron las tres circunstancias mágicas: tenía el coche a mi disposición, podía acercarme a la ciudad y no había planes mejores hasta la hora de comer. Así que allá que fui.


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      Yo seguía de cerca las diversas propuestas de escritura del tándem fantástico, pero me gustó escuchar en directo la historia de cómo el tomo fue ideado -y comenzó siendo autopublicado- en formato temporadas y luego fue recopilado por Alethe Ediciones para una edición tradicional. La joven ilustradora granadina había sido la encargada de realizar las portadas de cada volumen, de modo que no pudieron prescindir de su talento con la portada definitiva.

     He disfrutado mucho la lectura. Yo, que durante años he vivido pensando que ya tenía el cupo lleno de fantasía épica y aventuras, desde el año pasado estoy experimentando un repunte en este tipo de libros que me sorprende. Unos personajes brillantes, carismáticos y bien trabajados cargan con el peso de un mundo apocalíptico plagado de atrocidades y de recónditas oportunidades y descubrimientos en cada una de ellas. Confieso mi devoción por Décima, una pedazo de mujer -y nunca mejor dicho- con la que comparto problemas auditivos.

      Hay un detalle, no obstante, que me chirría: que los autores empleen "un hombre" para referirse a una persona y "el hombre" para hacer mención de la humanidad. Hoy en día se me hace muy arcaico, máxime cuando el gremio de la corrección insiste en que es una de las correcciones que más llevan a cabo. Por lo demás, este libro va directo al pilón denominado "Lo que mi hijo quiere leer, pero no se atreve todavía".


4.- "De gigantes y hombres", de Román Sanz Mouta.


De Gigantes y Hombres

     A Román lo vengo leyendo por entregas en sus múltiples colaboraciones por distintos blogs y espacios de escritura desde hace un par de meses. Hemos coincidido en un chat de escritores y me llama mucho la atención su estilo. Cuanto más conozco de él, más me encandila su manera de plantear historias.

    Me gustó buscarle por lektu y hallar este breve diario que he descargado en la modalidad de pago social. Esta es la valoración que he dejado en abierto:





Viaje interior
Como en una batida de reconocimiento, el personaje sale de sí mismo, onírico y febril, para explorar todas las opciones alternativas que se le plantean a la tentativa de suicidio. Una maravilla.



5.- "Querido hijo: estás despedido", de Jordi Sierra i Fabra. Ilustraciones de Magalí Colomer.

     Esta ha sido la lectura conjunta del mes; me la recomendó personalmente la dinamizadora de la Biblioteca Pública de Santa Fe. Mi hijo se quedó un poco traspuesto al leer el título. Cuando se fijó en el autor -del que ya ha leído otras obras, todas desternillantes y transgresoras-, se quedó un poco más tranquilo. Pero solo un poco. El golpe de efecto es bueno.


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       Hemos reído, nos hemos preocupado, nos hemos hecho preguntas trascendentales, sobre todo él -"mami, ¿tú me despedirías?"- y a la par que los personajes, nos hemos planteado soluciones desde todos los puntos de vista. Me parece esta una obra curiosa para que los preadolescentes reflexionen sobre algunos comportamientos.


6.- "Muertes de perro", de Francisco Ayala.

     Durante este segundo trimestre hemos tenido un problema en el Club de las Letras. Resulta ser que las lecturas previstas para febrero y marzo no llegaron a tiempo debido a un cambio de almacén por parte del Centro Andaluz de las Letras. Así que para compensar y no alargar la espera, la Fundación Francisco Ayala nos ha distribuido ejemplares de una de las novelas del autor granadino. Se trata de una reedición especial, perteneciente a la Colección III Centenario de la RAE, con dos estudios introductorios sobre el estilo del autor. Uno de José María Merino que analiza la obra y otro de Carolyn Richmond, que profundiza en las memorias de Ayala con tal de desglosar su proceso creativo.



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     Ayala, del que conocía algunos de sus ensayos, me ha llegado. Pese a ser este un libro ficticio sobre el contexto social de una dictadura en una imaginaria república de Centroamérica; un tema que a priori me resulta aburrido. Escrito en 1958, no me extrañaría que siguiesen los lectores cuestionándose de qué país está sacando referencias o a qué sociedad está criticando, pues algunas formas de actuar todavía siguen vigentes. Pero nada más lejos de esa sospecha, como el mismo autor explica en "El fondo sociológico en mis novelas", ensayo de 1968 que se incluye en la susodicha edición.

     Lo mejor, no obstante es que, en una época en la que los autores masculinos eran unos cáusticos en su mayoría, pues su ámbito de observación se limitaba a su entorno social, Ayala tenía sensibilidad sobrada para fijarse en todos los pormenores. De hecho, las mujeres tienen un importante peso en la historia, empezando por la esposa del dictador y terminando por sor Práxedes, que bien sabe mover sus hilos desde el convento. Me ha picado la curiosidad como para buscar el desenlace de esta historia, "El fondo del vaso".


Esto ha sido todo. Gracias por pasarte a leer. ¡Hasta la quincena que viene!





jueves, 14 de marzo de 2019

Nos vemos en el Kilómetro 93



Conocí a Patricia Moreno Raya a finales de verano. Me ficharon como educadora de tarde en un coworking al que los papás y mamás podían ir acompañados de sus bebés y resultó que una de las mamás que había solicitado el espacio de trabajo lo necesitaba para escribir.

¡En cuanto descubrí que era escritora, me volví loca! Otro aliciente más para ir a trabajar. A ella también le hizo gracia, como era de esperar y, cada tarde, al recoger a su pequeño, cruzábamos algunos comentarios sobre las lecturas que teníamos entre manos, las novedades editoriales y nuestros propios proyectos.

Nos intercambiamos nuestros libros. Ella me pasó su primera novela editada, La tercera planta, y del tirón le propuse que viniese a presentarla al Club de las Letras de Santa Fe, del que formo parte. Acordamos fecha con las compañeras de lectura y, conforme me acabé el libro, preparé una entrevista.


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                            La tercera planta.
                            Editorial Artificios. Colección Allegra Noir.
                            www.artificios.net



Hablamos de los clichés de la novela negra -de cómo ella se los suele saltar- y de cómo consigue aunar algunos componentes para que la novela sea considerada romanticnoir; de su profesión como farmacéutica en un hospital, que queda retratada y aporta unos valiosos conocimientos que son un punto a favor; y de su voluntad de ambientar gran parte de la trama en Granada, su ciudad. También mencionamos su faceta como poetisa, con la que obtuvo el Premio de Poesía de las Justas Literarias de San Ginés de la Jara en 2018. Mis compañeras quedaron absolutamente fascinadas con ella.



La imagen puede contener: 3 personas, personas en el escenario

 Presentación de La tercera planta.
16 de noviembre de 2018, Santa Fe.



Durante los meses que estuvo en el coworking, le dio tiempo a negociar la edición de su segunda novela, Kilómetro 93, que lleva unas semanas a la venta. Yo ya estaba al tanto del lanzamiento gracias a las redes sociales, pero me llevé una sorpresa monumental cuando Patricia manifestó su deseo de repetir la experiencia de sentirse acompañada por mí. En esta ocasión, se refiere nada más y nada menos que a la presentación oficial de su libro en Granada

Así que, como puedes imaginar, te traigo una reseña:

¿Cuántas veces has viajado en coche compartido? ¿Se te ha ocurrido pensar en la gran variedad de desconocidos que comparten vehículo para viajar de un lado para otro?᷾
Cinco pasajeros. Un asesino. Una víctima. Un accidente que conllevará la pérdida de memoria de los sospechosos complicando una investigación que girará en torno a estos personajes que verán sus vidas amenazadas por el recuerdo.




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Kilómetro 93.
Editorial Tandaia.
www.tandaia.com



Me reafirmo en todo lo que pensé de Patricia al leer La tercera planta

Su estilo personal y desenfadado se sigue perfilando; es fácil identificarlo. Vuelve a ambientar gran parte de los hechos en Granada y alrededores y nos demuestra que conoce su tierra como la palma de su mano. Hace un retrato social muy fino, en pocos comentarios, sobre las pocas oportunidades laborales de la ciudad, la mala follá característica y lo asfixiante que resulta "este pueblucho" para alguien acostumbrado a moverse en ciudades más grandes.

Nos presenta un panorama cotidiano hoy en día como base para la historia: Un coche compartido para un trayecto Granada-Madrid. Y la historia arranca con un flashforward que anuncia que el coche no llega a destino porque el conductor se estrella. Ahí es cuando el lector se da cuenta de que va a necesitar toda la frescura que la autora sea capaz de aportar, porque el ambiente se hace cada vez más asfixiante.

Me explico: Cinco pasajeros en un coche, en agosto a media tarde. Eso no puede acabar bien de ninguna de las maneras. El copiloto es el único que parece tener ganas de dar palique, pero la mitad de lo que dice son inconveniencias. Tanto es así que el conductor pierde el control del volante por hablar con él. Una podría pensar que ya hay sospechoso de asesinato. Pero en realidad es ahora cuando ese seco día de agosto se te mete en la garganta y no te deja respirar.

El agobio crece cuando tres de los pasajeros han de permanecer en el hospital, sin más entretenimiento que mirar a través de los ventanales -esos que no se pueden abrir- y soportar a familiares preocupados en exceso porque la amnesia les impide reconocerles. A la reclusión de los amnésicos se suma la prohibición de salir de Granada que el inspector de policía impone a los madrileños, con el consiguiente agravante del estado de ánimo. "Va, se puede mejorar; hagámoslo", debió decirse Patricia.

Y eligió como causante de la muerte y de la amnesia un escape de monóxido de carbono. "Pero no es suficiente, a esto le falta humor". Y aquí es donde la autora se luce. Porque no hay palabras en sevillano suficientes para definir el tipo de humor de cada uno de los personajes. El conductor era un vinagre; su novia es una malaje; el padre de ella algo así como el Dr. House; la madre de la jovenzuela una pejiguera controladora; y el inspector un absoluto incordio. Ante semejante estampa, doy fe de que el sentido del humor es uno de los puntos fuertes de Patricia, puesto que no se trata de algo evidente, sino de una elaborada crítica social.

Pero vamos al meollo... 

La amnesia es un elemento bien manejado. Quienes la sufren pasan por varios estados de lucidez. Uno despierta del coma con sensación de paz y afirmando que piensa disfrutar de esas vacaciones que le da su cabeza. Luego de plantear ese punto de vista a sus compañeros, la intuición y algunas cosas que encuentra por su casa le llevan a creer que no le gustaría regresar a su vida anterior. Y que la de ahora es la buena. De modo que enreda a otra de las amnésicas; la que tiene el don de dejarse enredar con facilidad. Y la jovenzuela -que se lleva tan mal con su madre porque tiene a quien salirle- aprovecha que su abuela la cuida en la casa familiar y que no la dejan relacionarse con nadie para hurgar en su interior y llegar a una tremenda conclusión.

Ahí nos damos cuenta de la complejidad femenina.

Los personajes masculinos salen perdiendo. Y este es un punto importante de madurez en el proceso de escritura, puesto que en su primera obra no era así. En esta ocasión son ellas las que aprovechan las horas muertas para urdir -con mayor o menor acierto-; las que dan palos de ciego hasta que alcanzan algo blando; las que hurgan en su interior, pese al aparente desconocimiento. Las que apuestan por sí mismas, en definitiva, como ejecutoras de su propio destino, pues son sus actos en exclusiva los que determinan si se cubren de gloria o de ruina.



Y a partir de aquí, prefiero escatimar en detalles, como hace Patricia con sus historias. Sus libros son ágiles, cuentan lo que tienen que contar y no se entretienen en divagaciones. A mí me gustaría analizar más a fondo la novela, pero seguro que acabo diciendo algo que no debo y paso a ser también sospechosa de asesinato.


  
¡Pero recuerda! Si estás por Granada el próximo día 20, te esperamos.



La imagen puede contener: texto



Para saber más de la autora, síguela en su blog:

http://patriciamorenoraya.blogspot.com/


¡Gracias por pasarte a leer!